Título original: Altered carbon
Autor: Richard K. Morgan
Editorial: Gigamesh
Fecha publicación: noviembre 2016
Páginas: 464
Reseña: había visto este libros muchas veces en las librerías y nunca me había animado a hacerme con un ejemplar. Su portada no me llamaba la atención y no era el típico ejemplar conocido y que despertara mi curiosidad, pero la llegada de la serie Altered Carbon a Netflix y el ostracismo en el que he vivido inmerso estos últimos meses acabaron por hacer aparecer en mí una chispa de interés que se convirtió en una gran llamarada.
Tras ver la serie (es uno de los pocos libros que he leído cuya adaptación he visto antes) y haberme quedado impactado con lo que en ella sucedía, habiendo sido uno de los más impresionantes descubrimientos de los últimos años, me decanté por leer el libro. ¡Qué suerte la mía al ser tan diferente a su adaptación! ¿Por qué?, os preguntaréis. Porque si la serie es tremenda, el libros es cien mil veces mejor.
Me he encontrado con una historia dura, en la que cada suceso se narra con pelos y señales, con una historia ambientada en un mundo futurista en el que el ser humano ha alcanzado la inmortalidad, pero no gracias a los avances en el campo de la medicina, sino en el de la tecnología.
Imagina vivir en un mundo en el que puedas ser quién quieras ser y vivir por el tiempo que quisieras. El ser humano ha llegado a desarrollar lo que se conocen como las pilas. Se puede generar una copia de seguridad de lo que es la esencia de cada ser humano; eso sí, si la pila se destruye se destruye la esencia. Imagina que eres un niño que sufre una enfermedad mortal, en ese caso la copia de tu ser puede ser trasplantada a un cuerpo que permanece a la espera, una funda, por la que pagando una cierta cantidad de dinero, recibe la transferencia (enfermedad avoided).
La historia se centra en Takeshi Kovacs, quien había sido condenado a pasar cientos de años en almacenamiento, como consecuencia de una traición al Cuerpo de Emisarios (grupo paramilitar encargado de establecer el orden en el Universo habitado). Es reenfundado por petición de Laurens Bancroft, un matu (persona con cientos de años de vida como consecuencia del reenfundado) al que su supuesto suicidio real (se voló la pila) no termina de convencerle. Hay que tener en cuenta que los matu realizan copias de seguridad de sus pilas con cierta periodicidad para evitar de esa forma morir por completo.
Para descubrir la verdad, cuenta con la participación de la teniente Kristin Ortega, con quien establece una complicada relación que va evolucionando a lo largo de las páginas de esta fantástica historia. Es una relación compleja pues, como venganza por no haber satisfecho sus exigencias, Bancroft tortura a la teniente enfundando a Kovacs en el cuerpo de un conocido que había sido condenado a almacenamiento y a quien no esperaba volver sobre sus piernas tan pronto.
Además, me he encontrado con un libro cuya profundidad de trama me ha hecho recordar clásicos de la ciencia ficción como Un mundo feliz, Fahrenheit 451, 1984... Es decir, esos libros en los que la ciencia ficción canaliza un futuro plausible y en los que se esconden grandes enseñanzas morales, con la salvedad de que Carbono modificado es una historia con mucho más ritmo, más trepidante, dura, realista y emocionante. Hay establecida una religión, el qüelismo, en la que su profeta es una joven de 18 años y que te enseña a mirar a los poderosos a los ojos, a no agachar la cabeza y a tomarte todo lo que deseas con seriedad, sea o no menos posible; sobrevive el cristianismo, cuyos practicantes, al creer en la existencia del alma consideran el reenfundado como un pecado y está la presencia de Reileen Kawahara, la matu más desquiciada y alterada psiquiátricamente de todas. Sólo encontramos personajes únicos, fuertes e inigualables...
Este es un libro que merece la pena tener en tus estanterías, un libro cuya historia va a llegarte de una u otra manera, pero que acabará por no dejar a nadie indiferente. Mi único arrepentimiento es no haberlo leído antes.
4,5/5