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lunes, 20 de febrero de 2017

Reseña #108 La perra de tres patas de la señora Petrovna - Andrea Bennett

Resultado de imagen de La perra de tres patas de la señora PetrovnaTítulo: La perra de tres patas de la señora Petrovna
Título original: Galina Petrofina's three-legged dog story
Autor: Andrea Bennett
Editorial: Grijalbo
Fecha publicación: julio 2016
Páginas: 416

Reseña: decepción. Esta es la palabra que primero acude a mi boca tras leer esta sátira sobre la Rusia de la transición económica tras la disolución de la URSS. No he conseguido entrar en la trama de la novela y, mucho menos, me he sentido identificado con los personajes quienes iban apareciendo uno tras otro, siendo cada uno más rocambolesco según su orden de aparición. Los personajes son usados como un medio para realizar la crítica satírica, no siendo dotados de personalidad y, cuando trata la redención, el despiporre es inverosímil.

En un inicio casi parecería que el tema principal de la novela es el simple hecho de encontrar a la perra, la aventura de buscarla y como eso cambiará la perspectiva de la abuela. Sin embargo, no cuesta darse cuenta que no, que no es eso exactamente lo que busca la novela, que algo de sátira sí que pone, y la cuestión de los sobornos tiene hasta su gracia pero la novela contra quien más arremete es contra sus propios protagonistas.

Probablemente lo que me haya frustrado más sea el final, donde parece que todos son felices y comen perdices. No quiero entrar en detalles pero después de las constantes exageraciones en los gestos de los personajes, sus acciones y que casi parecía una comedia con un humor demasiado negro para mi gusto, no entiendo como acaba teniendo una historia de redención por medio; una historia de redención que se consigue gracias a una mujer objeto que actúa como musa y que hace que Mitya reacciones y acabe por darse cuenta que su trabajo quizás no sea el más idóneo. Una sonrisa suya y el Mitya es un hombre nuevo. Si se quería tratar el ridículo drama de Mitya no hacía falta la historia del perro de por medio; no sé como puede ser una crítica contra algo si lo que hace es juntar clichés que no acaban de casar entre ellos.

En cambio, debo reconocer que el libro es corto y, por la forma en que está escrito, su lectura es bastante rápida. Sobre todo porque parece un libro de aventuras más que una sátira.

Galina parecía ser una abuela poco dada a la melancolía y muy activa. Pero esta primera impresión es destrozada al acabar por mostrarse una abuela algo simple que no sabe cómo va el mundo y que se siente casi siempre indefensa. Lo curioso del caso es que la novela llama la atención sobre cierto drama en su vida, sobre su marido y como su relación con él era distante.

La amiga parece, a parte del contrapunto cómico, el típico personaje que no piensa nunca en las consecuencias de lo que ha hecho, la típica amiga de la protagonista tímida que le pone en cualquier compromiso solo para divertirse. 

Mitya parecía un personaje para ser odiado desde el principio. Odia a todo el mundo, a la humanidad, a las mujeres, a cualquier persona que lo pase bien y a los perros. Siente placer por matar a los perros, no le importa oler a la mierda de los animales porque según él su misión en la vida es eliminar las plagas perrunas de las ciudades. Pero en el contexto del humor funcionaba. Ahora bien, a un personaje al que se le dedican pocas páginas y en la mayoría de ellas es denigrado, haciendo que el lector despierte su odio hacia él, la redención se antoja ilógica. Simplemente, no se me ocurre ningún motivo para tratarlo de esta forma.

No soy nadie para decir que una novela ha sido horrible, porque hay lecturas para todos los gustos, lo que sí puedo decir es que esta historia no la he disfrutado. No sé si por mal escrita o por mal leída, pero lo mejor del libro fue que se acabó.

Sinopsis: Os presentamos a Galina Petrovna, una anciana que no se resigna a serlo. Y a Boroda, una simpática perra de tres patas. Y a Mitya, el exterminador de animales que disfruta destruyendo la felicidad ajena porque nunca ha podido ser feliz. Y, por supuesto, la Rusia de la Perestroika, un país que sale a marchas forzadas del régimen soviético para caer en un capitalismo... digamos, excéntrico.
Ya en la tercera edad, Galina Petrovna es muy consciente de que la vida no es más que una cadena de decisiones, algunas acertadas, otras completamente desastrosas. De poco sirve arrepentirse de lo que hubiera podido ser y, sin embargo, en estos momentos no puede evitarlo del todo.
Porque si le hubiera puesto un collar a su perra Boroda, esta no habría deambulado como un animal solitario por las calles. Y si la pobre y tullida perrita sin collar no hubiera andado callejeando, Mitya, el obsesivo exterminador de bichos callejeros, no se la habría llevado hacia un destino poco halagüeño. Y si el concienzudo exterminador no se hubiera apoderado de la pobre perra sin collar, Vasily, el fiel amigo de Galina, no habría acabado con sus huesos en la cárcel.
Pero Galina sabe que no merece la pena echar la vista atrás. Los años le han enseñado a pelear por lo que cree justo sin rendirse jamás. Así que lo que debe hacer ahora es salvar a su querida perra, y a su no menos querido amigo, de las garras de la burocrática justicia postsoviética. Aunque eso implique abandonar su tranquilo, y aburridísimo, pueblo natal para viajar hasta Moscú, la misma capital de la nueva Rusia democrática.
1/5